viernes, 17 de abril de 2015

Mis dos experiencias en el INR

Aún no he sacado fotos, no porque no se pueda, sino que he estado tan emocionada, que me olvidé.
El proyecto se enmarca en una forma piloto del trazado por el PNL, el PAS y el INR, llamado:
La animación a la lectura como estrategia socio-educativa para el desarrollo del potencial humano en  centros de reclusión carcelaria.
Comenzamos el viernes 10 de abril de 15 a 17 horas. En la primer sección tuvimos 11 personas privadas de libertad interesadas en la experiencia de taller de lectura. 
Tengo que decir aquí que son muchos porque no sabían por ejemplo que el taller, no era para que ellos lean, no por ahora, pero que sí les íbamos a leer. Considerando que en los otros talleres también hay la misma cantidad de interesados, supongo que está bien que hayan ido 11.
Nos conocimos e hicimos una especie de contrato sobre lo que significa el taller. Algo siempre realizaremos, por eso es un taller. No serán tareas agotadoras pero siempre haremos algo porque,  importante es, por ejemplo, la biografía lectora.
Como muchos de ellos reconocieron que no la tienen...es preciso que la tengan, al menos al final del año deberían de tener muchos títulos para lucir en ella si todas las semanas, llevamos un cuento distinto. Les entusiasmó mucho la idea.
El primer cuento elegido fue El burro de Juan J Morosoli, un cuento nativista que acompañamos con una lectura de época, donde es fundamental el rol de mi compañera del PAS, Verónica Gallino que es profesora de historia. También pudimos dejar un papelógrafo donde escribió cada equipo uno de los personajes sacando de ellos, flechas con el tipo de personas que eran, de acuerdo a la interpretación de cada uno.
Fue una clase movida, sin dificultades. Fue emocionante porque todos dijeron que la hora y media había pasado muy rápido, donde hice alusión a que, siempre que se lee pasa lo mismo. El tiempo pasa más rápido. 
Valeria llevó imágenes de cuadros de J M Blanes, los mostró, los relacionó con el cuento, todos escucharon y miraron con atención. Luego, le pidieron a la profesora las imágenes para encuadrarlas para su celda.
Y lo más emotivo fue la despedida sencilla, donde algunos se regresaron a darnos un beso.
Hoy, viernes, regresamos.
La misma cantidad de participantes. Creo que más entusiastas, volvimos a presentarnos porque dos no vinieron pero fueron automáticamente remplazados. 
El cuento que llevé, siguiendo la línea nativista, fue Rodríguez de Paco Espínola.
La verdad que escucharon con muchísima atención, no reprimieron la risa con las palabras finales del personaje mágico, y al instante de cerra el libro, sin preguntar, vino un torrente de apreciaciones sobre el cuento.
Hubo mucha conversación interesante al finalizar: en realidad era el diablo, en realidad era una imaginación, era Dios que lo probaba, era un mago del pueblo que lo engañaba...y siguieron. 
Para poner un poco de juego, les pedí hacer una lista con título Están y otra con título No están. Acto seguido comencé a decir palabras que estaban o no en el cuento. Ellos debían ir apuntando. No hubo muchos problemas con las simples, sin embargo dudaron y se pusieron a pensar y hablar con palabras como tentación o amor. Un juego simple de binomio fantástico del maestro Rodari que me llevó a dejarles una tarea: 
Juntando una palabra del están y otra del no están deben de conseguir por lo menos tres títulos para cuentos. Sólo títulos. Ellos querían escribir hoy el cuento: un entusiasmo que me gustó muchísimo.
Pero Valeria tenía una parte importante: la historia de las figuras diabólicas en Europa medieval y en América Latina, las de antes y las de ahora que son tipo película de terror.
No quisieron llevarse las imágenes, a quién le podrían regalar imágenes diabólicas. Buen razonamiento.
Mi pregunta final volvió a ser si habían pasado bien, la respuesta es que es poco tiempo de taller. Deberemos agregar o nos quedamos con esa sensación. Yo soy de las que opinan que es mejor que se pongan contentos al vernos llegar y no con ganas de no vernos más.
El taller de lectura ya ha sido empujado por dos participantes que querían escribir cuentos con los títulos que ya crearon, pero tenemos que esperar por compañeros que a pesar del entusiasmo, les cuesta un poquito más.
Esas han sido las vivenciales y viscerales experiencias, muy pero muy motivadoras en lo personal.
 

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