lunes, 5 de noviembre de 2012

Proyecto: Leer en el hospital, luz y alegría.

Quisiera compartir con ustedes el marco teórico y las justificaciones del proyecto que estamos elaborando con la personas encargadas de la práctica de los estudiantes de enfermería en el área de pediatría en el hospital de Salto.
Si bien es muy complejo implementarlo este año, se comenzaría el año próximo a poner en práctica.



1. NATURALEZA DEL PROYECTO
A - DESCRIPCIÓN DEL PROYECTO
Este Proyecto es de tipo social y está orientado a mejorar la calidad de atención de niñas/os y adolescentes internados en el Servicio de Pediatría del Hospital Regional Salto y de esta forma minimizar los efectos que produce la hospitalización a través de la Literoterapia.
El mismo nace de la convergencia de diferentes planes, programas y objetivos intersectoriales e interinstitucionales:
El Plan Nacional de Lectura como política pública en el Uruguay de hoy establece que: El Ministerio de Educación y Cultura adquiere el compromiso de promover, articular y divulgar acciones a favor de la lectura y la escritura como herramientas de inclusión social y desarrollo, esto implica reconocer que la lectura es: derecho de todas las personas.
El Programa Nacional de la Niñez que tiene como objetivo general lograr un adecuado crecimiento y desarrollo de toda la población infantil y adolescente del país desde su nacimiento hasta los 14 años, incorporando un enfoque de salud integral y de calidad, con énfasis en acciones de educación y promoción de salud aplicando una estrategia de APS, coordinadas con otros efectores, con perspectiva de derechos, de género y de equidad social, actuando sobre diversos factores que influyen sobre la salud de esta población.
El Programa Nacional del adolescente tiene como propósito mejorar la calidad de vida de la población adolescente del Uruguay, promoviendo su crecimiento y desarrollo integral, desde un enfoque de derechos y de género, para incidir en el presente y futuro tanto de la población adolescente como en la de todo el país.
El Programa de Licenciatura en Enfermería de la Facultad de Enfermería de la Universidad de la República. Esta Facultad tiene la responsabilidad social de formar profesionales de Enfermería a nivel de grado y posgrado. A partir de la Misión de la Universidad en su conjunto, la Facultad busca incidir en el mejoramiento de la calidad de vida de la población desde la concepción integral del ser humano, mediante el cumplimiento de las funciones sustantivas de docencia, asistencia, investigación y extensión.
El Departamento de Atención a la Salud del niño y adolescente implementará este Proyecto a través de los cursos:
- Segundo Ciclo Módulo III, Atención al usuario niño y adolescente el cual pretende que el estudiante de enfermería brinde una atención integral a niños y adolescentes integrando el núcleo familiar.
-Tercer ciclo módulo I, Atención de niños adolescentes en situación crítica. El objetivo es que los estudiantes adquieran conocimientos científicos y desarrollen habilidades que les permitan a través del Proceso de Atención de Enfermería brindar un cuidado seguro, oportuno y humano a niños, adolescentes y sus familias en situación crítica.
Los docentes y estudiantes de éste Departamento implementarán el Proyecto durante su experiencia práctica curricular en el Servicio de Pediatría del Hospital Regional Salto. Dicho servicio se denomina “Dr. Orestes Invernizzi” y tiene como finalidad brindar atención a niños y adolescentes de 1 mes a 14 años de edad que requieran atención hospitalaria. El objetivo del servicio es prestar atención integral en niños y adolescentes que presentan patologías de tratamiento médico. Su capacidad instalada es de 33 camas, el índice ocupacional de camas es de 48,4 % anual.
La implementación del proyecto consistirá en que los estudiantes realicen instancias de lectura expresiva (nanas, cuentos con imágenes, narraciones orales, utilización de títeres para animación) incluidas dentro del Proceso de Atención de Enfermería que efectúan a los usuarios hospitalizados y a sus familias.
La Profesora Referente del Plan Nacional de Lectura Región Norte, del Ministerio de Educación y Cultura será la encargada de formar previamente a los estudiantes de Licenciatura en Enfermería en las técnicas de lectura, orientará a los mismos en el medio intrahospitalario y a su vez estará realizando actividades con los niños y adolescentes que se encuentren en el Servicio de Pediatría.



B - FUNDAMENTACIÓN O JUSTIFICACIÓN
La razón que fundamenta la realización de este proyecto es la necesidad de contribuir a minimizar los efectos negativos de la hospitalización en los niños/as y adolescentes del servicio de Pediatría del Hospital Regional Salto.
Hoy en día se intenta poner énfasis en la promoción y prevención de salud y en la resolución de los problemas del individuo en su medio ambiente, en lo posible sin apartarlo de la naturalidad de su vida cotidiana. La hospitalización es en algunos casos la única decisión pertinente y puede volverse imprescindible; cuando ocurre, no es un hecho insignificante para la emocionalidad del niño o adolescente y sus familias.
La enfermedad es un acontecimiento común en la vida del ser humano. Desde la primera infancia e incluso desde la concepción la persona está expuesta a la experiencia del enfermar, que produce sensaciones internas inusuales, un repentino conocimiento de procesos corporales desconocidos y una inexplicable pérdida de control de algunas partes o funciones del cuerpo.
Las reacciones de los niños y adolescentes hospitalizados dependen de la comprensión de lo que les ocurre.
Según el Concepto de causalidad de Piaget (1927), el niño pasa por diferentes etapas donde conceptualiza la enfermedad de diferentes formas. Se parte de un nivel 0 de incomprensión , luego el Estadío I de Prelógica (niños/as hasta 7 años de edad), basado en explicaciones fenomenalistas, asociando elementos externos, alejados temporal o espacialmente, con la enfermedad, o de contagio, es decir, localizan la causa más cercana y la atribuyen a un contagio por elementos cercanos pero sin contacto directo. Le sigue el Estadío II, Lógico-concreto (7 a 11 años de edad) en el cual el niño/a lo entiende como una contaminación, acepta la contaminación como causa externa de enfermar más frecuente, o como proceso de internalización del mecanismo de su enfermedad: “está dentro porque ha entrado por la boca”, después encontramos el Estadío III de Operaciones lógico- formales (mayores de 11 años) donde usa mecanismos de deducción, dándole explicaciones fisiológicas o psicológicas.
El niño, para aprender y desarrollarse debe percibir, explorar e intentar comprender las situaciones nuevas que le provocan incertidumbre y curiosidad con una finalidad, la adaptación.
Según Rodríguez-Sacristán (1994) las reacciones psicológicas a la enfermedad en la infancia y adolescencia son las siguientes:
 reacciones de adaptación (oposición, rebeldía, ira, sumisión, colaboración o inhibición)
 reacciones defensivas (regresión a etapas anteriores del desarrollo, negación o identificación, “no son ellos, soy yo”)
 reacciones construidas por experiencias mixtas emotivo-cognitivas (temor a la muerte, sentimiento de culpa, sentimiento de impotencia, descenso de la autoestima, vivencias de abandono, vivencias de fragmentación, mutilación y aniquilación)
 reacciones de inadaptación y desajuste (angustia patológica, reacciones neurológicas como fobias, histeria, conversión, obsesiones. Además de reacciones depresivas, reacciones anormales.
Es importante que los elementos cognitivos y emotivos descriptos anteriormente, que muchas veces van a pasar desapercibidos por su carácter íntimo, sean detectados de forma oportuna. Las emociones de desajuste o patológicas exigen una adecuada intervención que frene los efectos indeseables del desencadenamiento de una enfermedad.
La aparición de cualquier enfermedad en un niño o en un adolescente genera un conflicto. Si dicha enfermedad es suficientemente severa como para requerir el ingreso hospitalario, entonces el conflicto inicial se agiganta, lo cual constituye una nueva fuente de tensiones y conflictos que añadir a las ya existentes por su enfermedad.
Desde hace mucho tiempo se sabe que la permanencia en un medio institucional restrictivo como lo es el hospital, hace que el niño y la familia asuman diferentes actitudes.
Esta situación de hospitalización está cargada de factores negativos de todo tipo, por un lado la ruptura con los ambientes y círculos que los rodean: el familiar, escolar, social y cultural, junto al ingreso en un ambiente que no le es propio.
Según M.N. López Fernández, en “Aspectos psicológicos de la hospitalización infantil” : los efectos de la hospitalización dependen de factores muy variados, siendo muy difícil atribuir una mayor o menor importancia a alguno de ellos, sin que dicha atribución esté fundada en los pertinentes conclusivos.
Entendemos por factores personales aquellos que dependen estrictamente del niño que va a ingresar en el hospital, y, por tanto, habrá que estudiarlos individualmente. Entre estos factores se incluyen: La edad y el desarrollo biopsicosocial del niño. La etapa comprendida entre los 4 meses y los 6 años es la más susceptible de presentar alteraciones emocionales como consecuencia de la hospitalización. Antes de los cuatro meses, los lactantes no muestran ni tan siquiera señales de inquietud, aceptando muy bien los cuidados dispensados por personas extrañas. Entre los 4 meses y los 6 años, tanto el trauma de la separación de la madre, como la incorporación a un ambiente desconocido, adquiere una muy desfavorable resonancia para el desarrollo psíquico del niño. El desequilibrio emocional puede mantenerse incluso después de concluida la hospitalización, temporal o indefinidamente.
Cuando los niños de estas edades son acompañados por sus madres en el ingreso, este trauma es mucho mejor tolerado. La presencia materna infunde tranquilidad, y no así sus gestos o sus palabras. Los niños tienen entonces la confianza de que su madre disipará totalmente los elementos de amenaza existentes en un ambiente desconocido. A partir de la edad escolar, el niño dispone ya de cierto hábito de conductas para enfrentarse a situaciones desconocidas, sin la necesidad de la presencia de los padres. El ingreso en el hospital y el alejamiento del hogar suele tolerarse bastante bien desde esta edad (6 años), sobre todo si existían buenas relaciones afectivas entre el niño y sus progenitores.
La naturaleza y gravedad de la enfermedad que padece. Lógicamente, diferirán las consecuencias en función de la mayor o menor crueldad de las exploraciones y terapéuticas indicadas. Los ejemplos podrían multiplicarse al incluir otras variables, tales como: las limitaciones que impone la enfermedad, su carácter agudo o crónico, el dolor, la incapacidad, la deformidad y/o disfunción consecuentes, etc. El simple hecho de que la enfermedad sea dolorosa o no, constituye una variable a incluir en la evaluación de los efectos de la hospitalización. En la actualidad, diferentes hospitales están poniendo en marcha programas educativos destinados al personal sanitario referentes a la evaluación y tratamiento del dolor infantil.
El temperamento y características personales del niño, deben ser capaces de explicar las diferencias individuales que se manifiestan en el modo en que el niño responde a la hospitalización.
La naturaleza de las experiencias previas que el niño haya tenido con médicos y hospitales han de incluirse entre los factores personales a tener en cuenta. Los niños con experiencias negativas presentarán mayores niveles de ansiedad con respecto a aquellos que no han tenido ninguna experiencia de hospitalización.
Factores familiares: Incluimos aquí el modo en que los padres, hermanos, familiares y cornpañeros responden a la hospitalización del niño, su importancia radica en que toda hospitalización supone para el niño una forma particular de experimentar la separación de la familia. La separación de la madre, constituye uno de los riesgos más relevantes para el niño hospitalizado. Inicialmente la separación fue señalada como la etiología más sugerente en las diversas alteraciones psicológicas padecidas por los niños hospitalizados. Entre las alteraciones más frecuentemente enumenumeradas destacan: el comportamiento agresivo, la ansiedad y la depresión. En cualquier caso, resulta evidente que la deprivación de la convivencia familiar, debido a la hospitalización, modifica de forma sensible y relevante la conducta del niño y la de sus familiares. En realidad, la hospitalización infantil representa una crisis para toda la familia. Al considerar la espiral de las mutuas interacciones entre el niño y su familia, el hecho de la hospitalización, conduce a los miembros de la familia a elaborar diferentes respuestas emocionales, cognitivas y conductuales, algunas de las cuales pueden ser nocivas. En vista de todo ello, resulta conveniente, la adopción por parte de la familia de una serie de estrategias o rutinas en la dinámica de las relaciones interpersonales, de manera que éstas no se vean excesivamente afectadas por la hospitalización de uno de sus miembros. En otros casos, el niño hospitalizado, puede experimentar un trato diferente por parte de sus padres y hermanos, observando cómo su hospitalización, está contribuyendo de algún modo a alterar la dinámica familiar. Estas observaciones pueden hacer que se perciba a sí mismo como la fuente más importante de las alteraciones emocionales padecidas por sus padres y hermanos. Surge entonces la culpabilidad, los autoreproches y la ansiedad, que, obviamente, aumentarán la tensión ya existente en esa situación, en la que, además, ha de adaptarse a la hospitalización. El estrés parental supone uno de los principales factores que dificultan el ajuste del niño a la hospitalización. Entre las principales conductas paternas al parecer asociadas con algunos problemas de mala adaptación psicosocial en el niño hospitalizado, se encuentran la sobreprotección y la baja tolerancia a las frustraciones y conflictos familiares.
Factores hospitalarios: La multitud de variables que agrupadas bajo este apartado han de ser estimadas si verdaderamente pretendemos evaluar cuáles son los efectos psicológicos de la de la hospitalización en el niño. Nos referiremos aquí no solo a la separación del niño de su entorno familiar, hecho ya mencionado con anterioridad, sino también al contacto con un ambiente extraño al que adaptarse y a los continuos cambios de personal hospitalario, que imposibilitan o explícitamente dificultan que emerja la conducta sustitutiva de apego en el niño. La duración de la estancia en el hospital adquiere una gran importancia, una hospitalización media de más de una semana de duración, o repetidas readmisiones de pequeña duración, se asocian con un considerable aumento de alteraciones conductuales. Las características y organización del centro hospitalario son variables a tener en cuenta, y que no deben ser olvidadas. El rígido reglamento de algunos hospitales que limita, restringe e incluso prohíbe las visitas de los familiares, en nada favorece la adaptación del paciente pediátrico. La hospitalización comporta, como estamos observando, mucho más que la mera deprivación familiar y afectiva, junto a ellas aparecen también la deprivación cultural, social y escolar, resultado de las restricciones impuestas al niño en su interacción con el medio. Otro de los factores implicado en la presencia de alteraciones psicológicas en el niño hospitalizado, es la total ausencia de información referente a su estancia en el centro, lo que, unido a su ignorancia y reacciones de temor frente a las diversas pruebas exploratorias que allí se le practican, suscitan en él con frecuencia los conflictos de dependencia. Si a esto añadimos el hecho de que el niño interpreta a menudo la hospitalización como un castigo por algo que ha hecho mal, es lógico suponer que el hospital será visto como un medio hostil e intrusivo del que conviene cuanto antes salir y al que jamás hay que volver, a pesar de los consejos que en este sentido se reciban del medio.
Por ello, en la lógica de la atención hospitalaria integral al paciente pediátrico, es necesario el mantenimiento de la condición psicológica y emocional, para la completa recuperación biológica y social del niño.
Según la publicación “Lectura de cuentos infantiles como estrategia de humanización en el cuidado del niño encamado en ambiente hospitalario”
Actitudes como el diálogo, la presencia en la habitación, el compromiso, el compartir experiencias y el sentirse amado, son ingredientes básicos de la humanización del cuidado de los seres humanos. Según el Ministerio de Salud de Brasil la humanización se refiere al campo de las relaciones humanas y se caracteriza por cualquier atención que propenda por aumentar la eficiencia técnica y científica, sin descuidar la dimensión ética, respetando las singularidades del paciente y del profesional, acogiendo lo desconocido y lo imprevisible, y aceptando los límites de cada situación. Considerando que el niño tiene sensaciones de miedo durante el proceso de hospitalización y que, generalmente, no espera cosas agradables, se deben realizar esfuerzos con el fin de hacer que el ambiente hospitalario sea más acogedor y humanizado.
De acuerdo con lo anterior, la búsqueda de estrategias que ayuden a mitigar el impacto negativo que se genera en el niño hospitalizado, ha sido una constante. De ahí que la práctica de la lectura de cuentos infantiles surja como una alternativa posible. De hecho, al analizar el valor de la lectura en la internación pediátrica, podemos decir que esta actividad ha sido utilizada en épocas y lugares diferentes en la civilización. En el antiguo Egipto, el Faraón Ramsés II puso en el frontispicio de su biblioteca la frase remedios para el alma. Las bibliotecas egipcias estaban ubicadas en templos denominados casas de vida que eran sitios de conocimiento y de espiritualidad. Ya en Roma, Aulo Cornelio Celso también asoció esta actividad con tratamiento médico, al recomendar la lectura y la discusión de las obras de grandes oradores como recurso terapéutico para el desarrollo de la capacidad crítica de los pacientes. Durante la Edad Media, la inscripción que había en la biblioteca de la Abadía suiza de San Gall era tesoro de los remedios del alma. También los griegos hicieron una asociación de los libros como forma de tratamiento médico y espiritual, al concebir sus bibliotecas como la medicina del alma. Al final del siglo XVIII, las instituciones humanitarias, especialmente Pinel de Francia, el Chiarugi en Italia y el Tuke en Inglaterra, ofrecieron a sus pacientes la lectura como recreación, en un intento de mejorar el tratamiento. En el siglo XIX, los médicos norteamericanos ya indicaban la biblioterapia como una de las mejores recetas para los pacientes internados.
Debido a la imposibilidad física o psicológica, al niño enfermo le limitan las actividades lúdicas y le restringen su posibilidad de comunicación. Este paciente, al escuchar historias tiene la posibilidad de desarrollar la búsqueda de significados que estas experiencias ofrecen, los que son construidos en el momento en que entiende la moraleja de la historia (idea del argumento), la secuencia de los acontecimientos y la anticipación del final.
Mediante la lectura de cuentos de hadas el ser humano es transportado a un mundo de fantasía. La mayoría de ellos tienen una estructura fija: en el inicio de la historia existe un desafío que debe ser enfrentado; luego es superado con la ayuda de un recurso mágico, al terminar hay un final feliz. Para el niño hospitalizado el desafío del cuento de hadas puede simbolizar su lucha contra la enfermedad y la posesión del recurso mágico; al terminar, hay un final feliz. Para el niño hospitalizado el desafío del cuento de hadas puede simbolizar su lucha contra la enfermedad y la posesión del recurso mágico (actitud psicológica positiva) es necesaria para la recuperación.
La función terapéutica de la lectura admite la posibilidad de apaciguar las emociones. Remontando a Aristóteles, se observa que el filósofo analiza la liberación de la emoción resultante de la tragedia como una la catarsis. El acto de excitación de las emociones de piedad y miedo proporcionaría un alivio placentero. La lectura del texto literario, por lo tanto, produce en el lector y en el oyente un efecto de placidez, por lo que la literatura posee la virtud de ser sedativa y curativa.De acuerdo con esa teoría, la lectura puede facilitar al niño la catarsis, la proyección, la introspección y también originar momentos de humor y relajación.
Para alcanzar estos resultados, la lectura puede ser acompañada por la dramatización, los grabados, juguetes, marionetas, música y libros con figuras para colorear.

La persona con quien el niño juega es la misma a quien recurre cuando se siente asustado por no comprender qué está pasando con él. A partir del establecimiento de ese lazo de confianza, se puede considerar que el jugar tiene, en sí mismo, una dimensión potencialmente terapéutica. Según la literatura consultada, la historia es una estrategia de gran valor en el cuidado del paciente pues facilita sus relaciones con el ambiente, con sus cuidadores y hasta con la enfermedad.
¿Qué es un cuento?, sintetizando lo señalado en el Libro el cuento y los afectos." Los afectos no son cuento", la palabra cuento proviene del latín computare, y significa contar, enumerar hechos. Relatar, narrar una historia. Fundamentalmente el cuento es metáfora, vida, sueño, oportunidad, libertad, es memoria... ¡ES AFECTO! .Si nosotros leemos cuentos a los niños ello, nos ha de servir para desenvolver emociones, nos servirá para desarrollar la creatividad, la inteligencia, el lenguaje, el crecimiento, estimulará el buen humor, estimulará la capacidad de discriminar la fantasía de la realidad; el aprender a dar y recibir; incursionar en el mundo
artístico; para sublimar, jugar, enfrentar conflictos. Para poder desarrollar una identidad armónica.
¿Qué son los afectos?, la palabra se deriva del latín affectus, y significa" poner en cierto estado". Pero veamos otras definiciones que ampliarán nuestro concepto habitual y cotidiano.
A menudo limitado de afecto. Todo estado penoso o agradable, vago o preciso, ya se presentecomo una descarga masiva, ya como una tonalidad general. (Laplanche y Pontalis).
En psicología el afecto se entiende como "cualquier clase específica de sentimiento o emoción, que impregna todos los hechos psíquicos y que posee una riqueza cualitativa inagotable"
(Diccionario Enciclopédico el Ateneo).
El afecto es un ingrediente innato con que contamos los humanos. Su exceso o falta provoca trastornos y dificultades que en ocasiones pueden volverse serios para nuestra salud mental:los afectos afectan, nos afectan y producen un efecto.
Efectos que ejercen la lectura de cuentos.
Los cuentos y los afectos nos humanizan.
Los cuentos y los afectos nos introducen en la cultura.
Los cuentos y los afectos nos simbolizan.
Los cuentos y los afectos nos abren al mundo de los otros.
Los cuentos y los afectos ejercen un efecto terapéutico.
Los cuentos y los afectos consolidan el título de persona.

Si tomamos en cuenta que para un niño enfermo su estancia en el hospital, es un periodo de aislamiento de su entorno familiar y escolar, además de días de vicisitudes y ocio, y que el contar con una alternativa como la lectura le dará la oportunidad de volver a leer o tal vez aproximarse por primera vez a un libro, o simple y sencillamente continuar una relación cotidiana, así estaremos ofreciendo un paliativo o alternativa para su dolor, angustia y estrés.
Introducir libros a un hospital no es solo eso. Es dar un entretenimiento y facilitar su aproximación a los niños y padres durante la enfermedad. Cuando esta se presenta ante el niño y sus padres resulta una situación limitadora, es así que el libro se convierte en una posibilidad de fantasía y exploración rompiendo así sus barreras y limitaciones. Es entonces que se crea un instrumento de evasión, el cual descentraliza la atención del niño en su enfermedad y en sí mismo propiciando de esta manera un bienestar emocional.
Crear un rincón y talleres de lectura con intencionalidad concreta y precisa es más que una necesidad una imperiosa exigencia para aquellos que no tienen una mejor forma, de adentrarse o aproximarse a la cultura.
Finalmente pretendemos además elevar la autoestima, transmitir valores, respeto por el otro y por sí mismo, solidaridad, tolerancia a la frustración, así como desarrollar la creatividad. El uso de la lectura de cuentos se transformará en un instrumento valioso, desde el punto de vista terapéutico, muy adecuado
sobre todo para estos espacios no convencionales.



Autoras:
María Luisa de Francesco, Referente PNL en Salto.Asist.
Lic. Fontes, María José
Lic. Lacoste Stella



No hay comentarios:

Publicar un comentario